Las familias hoy en día se enfrentan a una sociedad que ha evolucionado vertiginosamente, y con ella la familia, la juventud, y el entorno han sido también arrastrados en esa ola transformadora. Así pues muchas veces nos encontramos con que los padres y madres no disponen de las herramientas necesarias para afrontar los nuevos retos educacionales sin caer en una mala praxis parental, métodos de refuerzo negativo o contraproducentes.
Escasean actividades intelectuales que permitan a los padres y madres compartir con otros sus experiencias, miedos, alegrías y dificultades en pos a la mejora de las relaciones familiares, en la aventura más larga y hermosa: la crianza de un hijo.
Como respuesta a esta necesidad latente se crean las llamadas escuelas de padres y madres, con el objetivo de solventar estas carencias e inquietudes. Pueden ser solicitadas por centros docentes, organismos gubernamentales, asociaciones o que la iniciativa surja en el propio seno familiar.